
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
- Salmos 42: 1-2
¿El versículo anterior habla del deseo de su corazón? Como el salmista, ¿ha pensado alguna vez que lo que siente es realmente la invitación que Dios le ha dado para acercarse a Él? Es difícil de creer, pero es cierto. El Señor Dios, Creador de todas las cosas, quiere pasar tiempos íntimos y especiales con usted, así que pone esta “sed” en su vida que le hará querer beber de su agua viva. Esta “agua viva” es el Señor mismo.